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El packaging, es una de las herramientas de marketing de marca más efectivas, no solo tiene un valor práctico, también ofrece una forma única de crear experiencias que repercuten directamente en el valor de la marca.
El embalaje hace mucho más que proteger los productos durante el envío. También puede causar una impresión duradera que convierte a un comprador por primera vez en un cliente fiel y habitual.
Para empezar, hay que diseñar el packaging como una extensión del producto y de tu marca. Esto lo digo muchas veces, pero es que es verdad. “Una de las cosas que hace emocionante abrir un producto Apple, es porque el embalaje ya refleja la experiencia elegante y de uso fácil del contenido”.
Por lo que para cada producto, cada packaging, debemos encontrar la forma de crear ese tipo de experiencias, para ello podemos:
Personalizar el embalaje, aumentando el factor sorpresa. También con elementos de marca, sea la caja, el adhesivo o relleno interior.
Incluir un elemento regalo dentro de la caja.
Información sobre el contenido y agradecimiento por la compra.
Compartibilidad, anime a que compartan fotos y videos sobre la experiencia de abrir el embalaje, en sus redes sociales.
Asegurarse de que el producto esté debidamente protegido. Pero a su vez, impecablemente presentado al abrir la caja.
Algunas opiniones de los compradores, se crean mediante experiencias controladas a través de acciones publicitarias, pero otras, no están controladas en absoluto, como las críticas de los medios y los comentarios de boca en boca, sobre todo ahora en redes sociales.
Hay estudios que muestran que, 4 de cada 10 consumidores, compartirán en sus redes imágenes de un producto que han comprado, sobre todo, si viene con un buen packaging, algo original y verdaderamente llamativo. Por lo tanto, es vital en la creación de «Marcas Fuertes» en el espacio digital.
