El vino requiere creatividad e innovación en su etiqueta en un mercado muy segmentado.
En el diseño de la etiqueta de vino la creatividad y la innovación es muy importante. Forma, color y textura son el primer punto de contacto con el consumidor. El vino tiene que destacar en el lineal del supermercado, en donde se toman el 70% de decisiones de compra, entre una competencia abrumadora.
Si no se conoce el producto de antemano, la etiqueta del vino es la única referencia que tiene el comprador y ¿Que elementos esenciales se tienen para elegir entre una opción u otra? Un diseño único y diferencial nos ayudará a captar la atención del cliente una vez se pare a decidir frente al producto.
El pilar que da fama a un buen vino está muy vinculado a su identidad de marca. No es suficiente diseñar envases y etiquetas de calidad. Hay que entrar por la vista pero también ofrecer información clara sobre los valores de la bodega y conectar con los diferentes grupos de consumo en un mercado caza vez más segmentado.
A continuación veremos elementos que conectan entre el consumidor y la etiqueta de vino. Tendencias que aportan contenido y valor añadido a la marca.
La etiqueta de vino frente a los nuevos consumidores
Existe un segmento cada vez mayor de personas jóvenes a los que les gusta disfrutar de un buen vino. Es por ello que hay una acentuada tendencia a diseños más modernos y vitales que hacen un guiño a su nuevo público objetivo.
El etiquetado del vino apunta a la creación de nuevas formas originales. Ahora los materiales y acabados ofrecen muchísimas más posibilidades que en el pasado para todo tipo de bebidas. La etiqueta de vino no se queda atrás e intenta marcar la diferencia, haciendo uso de todas las novedades a su alcance.
El papel del diseño en la etiqueta
La implicación del diseño en la gastronomía en general ha crecido de manera exponencial y en el mundo del vino lo está haciendo con mucha fuerza. La creatividad se expande hasta el infinito y puede marcar la diferencia.
En el diseño de la etiqueta de vino ahora se valora el minimalismo y la simplicidad con tipografías visibles y contundentes y con figuras geométricas. Los contrastes en blanco y negro están siempre de moda pero se incorporan también con mucho ímpetu colores vibrantes y degradados, en superposición con tonalidades de grises.
Quizá no te puedas permitir un vino carísimo pero sí uno de calidad con aspecto glamuroso. Para dar ese toque “premium” ayudan mucho las clásicas etiquetas oro y negras de siempre, aunque ahora también se utilizan las metalizadas con colores nube o pastel.
El estilo vintage y artesanal gana adeptos. Todo aquello que se refiere a lo casero y sano crea valor. Referencias al campo, al origen, colores tierra y una tipografía que refleje un carácter más artesanal y orgánico. Las marcas ponen en valor estos atributos para diferenciarse de la industria.
La etiqueta como garantía de autenticidad
El consumidor tiene a su alcance una mayor variedad de vinos y existe un mercado que comercia con falsificaciones. Las etiquetas han tenido que reinventarse y aportar además de diseño seguridad. Los fabricantes se esfuerzan en crear etiquetas inteligentes que garanticen la autenticidad del producto, por medio de códigos o de materiales específicos.
Las etiquetas holográficas, por ejemplo, son casi imposibles de falsificar y ofrecen la posibilidad de aportar validez visual al producto. Se pueden encontrar etiquetas de seguridad insertadas debajo de la contra etiqueta o con tecnología acústico-magnética (AM) y radiofrecuencia (RF). Incluso materiales que reaccionan a la manipulación y disuaden del cambio de etiquetas entre productos.
Etiqueta accesible y con diseño inclusivo.
Se comienza a plantear un diseño de etiqueta adaptado a la población con diversidad funcional y a la población mayor. En el caso de personas con reducción en sus capacidades visuales, por ejemplo, el objetivo del diseño inclusivo pasaría por la respuesta táctil de la etiqueta, ofreciendo así una solución para la autosuficiencia a la hora de comprar.
Algunos colectivos ya exigen regular el etiquetado. En España la utilización del braille en el envase y etiquetado de los productos de gran consumo solo es obligatorio para los medicamentos, mientras que en otros países países ya lo es para todos los que se pueden encontrar en un supermercado.
La accesibilidad sería sin duda un elemento muy favorable para la imagen de marca y una innovación con gran acogida en la etiqueta de vino.