Si tu producto ya es líder en su nicho, tiene que reflejarlo en su envase o etiqueta, de hecho, seguro que lo hará de algún modo. Si quieres convertir tu producto en líder, tienes que tener un diseño distintivo que respalde la estrategia de tu marca.
¿Como? cuidando todos los detalles que lo rodean. Para empezar, el diseño.
El envase, la etiqueta o la caja contenedora, no son un catálogo, no pueden confundir, aburrir o peor aún, llenarlo de datos que hagan que uno se canse de buscar lo realmente es importante, porque puede que se vaya a buscarlo a otro sitio.
Un buen diseño, hace que esa información importante del producto o la marca, sea fácil de encontrar, de leer y también de utilizar. Aún más, debería reflejar sin palabra alguna, la calidad innata del producto, su buen hacer o categoría.
Con ese packaging crearás relaciones entre público y marca. Muchas veces en un tiempo después de haberlo comprado.
Productos de uso cotidiano que en el primer momento crean impacto, o incluso deseo, como por ejemplo un dulce, si su envase es atractivo, te convence no sólo su apariencia, al verlo estás deseando abrirlo y consumirlo…
Pero si además, ¿te hace la vida fácil? ¿te dió lo que te prometió? si es así, si la experiencia que te aportó fue positiva, aumentará la lealtad hacia esa marca e incluso estarás dispuesto a pagar algo más por sus productos.